jueves, 12 de julio de 2007

Cabanillas dixit

En esta ocasión voy a escribir poco. Más bien, nada. Todo lo que se me podía ocurrir decir al finalizar mi tercer curso con el método Orberg, lo ha expresado con la mayor claridad nuestro amigo Carlos Cabanillas en su BITÁCORA:

Primer curso con LLPSI

Éste ha sido mi primer curso con el método Orberg, Lingua Latina per se Illustrata, y aquí os dejo mis impresiones.

La valoración general es de razonable satisfacción, y las reticencias que arrastro se deben en todo caso al enseñante y no al método. ¿Cuál ha sido mi novatada más grave? Obsesionarme con los Exercitia de cada uno de los capítulos. Leí en el excelente trabajo Latine doceo que era muy importante realizar y corregir todos los ejercicios del método, pero este primer año de experiencia me ha demostrado que esto no es así, que hay que seleccionar los exercitia que consideres pertinentes, que hacer todos conlleva cierta pesadez en el desarrollo de las sesiones, además de restar tiempo a los contenidos culturales y de retrasarte en la programación total prevista para el curso. En cuanto a los contenidos culturales, he procurado aliviar el poco tiempo que hemos dedicado a su desarrollo en clase dedicándole prácticamente todas las entradas de Latín I en el blog de aula.

Esta obsesión por la praxis ha hecho que no hayamos llegado a ver el temario previsto (unos veinte capítulos), y que algunos contenidos gramaticales (como la morfología verbal) estén más atrasados de lo que hubiéramos deseado. Sin embargo, creo que esto es subsanable -he preparado un plan de trabajo para que los chicos puedan adelantar dos o tres capítulos este verano- con un ritmo más rápido en los comienzos del curso de 2º de bachillerato. Y, sobre todo, hay dos puntos fundamentales que me hacen seguir confiando plenamente en este método:
  • Ningún estudiante se ha “descolgado” a lo largo del curso, cosa que solía ocurrir a menudo con el método tradicional. Sólo “he perdido” a los chicos que han abandonado todo el curso, no una asignatura.
  • En la última prueba escrita, mis estudiantes me han sorprendido con las frases latinas que han construido para responder a las cuestiones que les planteaba, algo inimaginable en cursos anteriores.

El último día les pregunté a los dos únicos alumnos repetidores sobre sus impresiones, y la cosa quedó clara: de todas todas, el método Orberg, y no sólo “porque hemos aprobado” -con buenas notas-, sino porque en el examen de junio “hemos traducido un texto con el que jamás nos hubiésemos atrevido en curso pasado”.

Visto esto, tenemos Orberg para rato. Sin duda, tengo que expresar mi más sincero agradecimiento a Emilio Canales, de CulturaClásica.com, que ha atendido con absoluta generosidad de tiempo y recursos todas mis peticiones y dudas. Sin él, me hubiese extraviado en más de una ocasión.

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